Nació en La Boca, el 3 de noviembre de 1893 y falleció en el mismo barrio en 1966.

Comenzó sus estudios de dibujo y pintura con Alfredo Lazzari en la Academia de la Sociedad Unión de la Boca, y luego con Fortunato Lacámera, Benito Quinquela Martín y otros maestros.

Expuso en el Salón Nacional de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuertistas, y en salones provinciales.

Pintó rincones pintorescos de La Boca, siendo este el motivo de sus telas.

Perteneció al grupo de pintores boquenses, y junto con su cuñado Fortunato Lacámera se ganaban la vida en un principio, como pintores de brocha gorda, y como muchos en esa época, su especialidad era la imitación del mármol.

Pintor de estilo figurativo y hábil dibujante. Empleaba una paleta en donde predominaban los tonos cálidos y brillantes con empastes vigorosos, textura visual y táctil.

Sus telas nos comunican algo más que lo simplemente objetivo.

Representante de la guardia vieja ha encauzado con el ejemplo a muchas generaciones de jóvenes orientándolas hacia el paisaje boquense que refleja con predilección e interpreta con acierto por haberse dedicado a él con preferencia.

Su temática, no obstante lo manifestado, es amplia y la seguridad del oficio le hace salir triunfante de los más comprometidos intentos. Su técnica no ha quedado estacionada, porque es un artista que sabe marchar con el ritmo de su tiempo. 

Es honesto en su labor y enemigo de recursos efectistas.

Es autor de los primeros óleos de los patronos de las escuelas de la zona.

Poseen sus pinturas el D.E. IV, y las escuelas N° 2, N° 3, N° 4 y N° 14.